En cualquier momento

Era de esas personas que podían morir en cualquier momento. Cada asunto de su vida parecía en orden, desde hace años, así como la mínima interacción de su cotidiano: el copista de debajo de su edificio, la dueña del bar de la esquina; cada allegado.

Una noche como todas, se durmió, al día siguiente su hija fue a despertarlo. Él permanecía impávido. Le llamó papá, dijo su nombre varias veces, cada vez más alto pero no hubo respuesta. Al acercarse, notó una cajita de madera entre la cama y el piso, apenas sobrepasaba la esquina donde se encontraba la cabeza de su padre, torcida, ya un poco azul. Antes de tocarle la mano para cerciorarse de su frialdad, se agachó para coger la caja. Cuando la abrió vio la imagen que consta más abajo.

Foto: Bestiario Americano, Pablo Corral Vega

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